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este les dijo: «Decidle a vuestro señor que así dice el Señor: “No temas por las blasfemias que has oído, pronunciadas contra mí por los subalternos del rey de Asiria. ¡Mira! Voy a poner un espíritu en él, para que cuando oiga cierto rumor regrese a su propio país. ¡Allí haré que lo maten a filo de espada!”»

Cuando el comandante en jefe se enteró de que el rey de Asiria había salido de Laquis, se retiró y encontró al rey luchando contra Libná.

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